El 15 de Mayo de 2011 se produjeron hechos importantes en este país que hicieron que muchos soñásemos con un cambio y que volviéramos a interesarnos en actividades y luchas políticas. Pero no creo que exagero si califico el fenómeno como algo “psicosocial”, dado que sus implicaciones no eran solamente políticas sino que iban un poco más allá, hacia un cambio de paradigma social. “Dormíamos, despertamos”
Sin embargo, al no definirse y concretarse ese nuevo paradigma a su vez no creó barreras o acotaciones de su pensamiento. En los primeros meses sólo se llegaron a concretar cuatro reivindicaciones en el llamado “consenso de mínimos” (Reforma electoral y participación ciudadana, transparencia y no corrupción, separación de poderes y mecanismos de control ciudadano de la responsabilidad política) (ver aquí). Es curioso ver que en esas cuatro propuestas lo que prima es la mejora de sistema democrático (o “regeneración democrática”) hacia una democracia real (“Le llaman democracia y no lo es”, “No nos representan”) y no se incluyeron medidas de corte económico aunque de fondo parecía haber indignación también por el pisoteo de derechos y la situación de crisis continuada (“No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”, “No es una crisis, es una estafa”) puesta de manifiesto tras la llamada “crisis” de 2008.
También ocurrió algo parecido en las casi 15.000 propuestas recogidas en la misma Puerta del Sol (y cuyos detalle puede consultarse aquí) Allí las propuestas más numerosas iban en el sentido de supresión de privilegios políticos (741) reforma electoral (628) lucha contra la corrupción (624) y entre las “políticas” quedaban más abajo las propuestas de democracia directa (8º lugar con 330) o separación de poderes (18º lugar con 119 propuestas). Entre las propuestas relacionadas con los derechos encontramos destacadas la educación pública (4º lugar con 551), vivienda digna (10º lugar con 272) y sanidad pública (12º lugar con 244). Entre las propuestas económicas destacan la protección de derechos laborales (5º lugar con 475) y la regulación de la banca (incluyendo banca pública y dación en pago) (6º lugar con 434) Otras propuestas dentro del “Top 10” fue la energía y movilidad sostenibles (en 7º y 9º lugar con 352 y 297 propuestas, respectivamente). Posteriormente vendrían otras reivindicaciones como la auditoría de la deuda, la renta básica universal o el rechazo a las últimas reformas como la ley mordaza. Algunos intentamos sintetizar las referencias y las propuestas en este árbol.
Pero podría decirse que la preocupación mayor y objetivo principal original del 15M fue la renovación democrática ante la indignación por el comportamiento de la clase política, sus privilegios y su corrupción generalizada, y la injusticia de una ley electoral no proporcional y que no daba cauce participativo a la ciudadanía más allá de un voto cada cuatro años. Lo distintivo del movimiento 15M en sus inicios, además de su interés en la democracia real fueron los conceptos de inclusividad, horizontalidad, inteligencia colectiva y no-violencia. (Ver aquí)
Según una encuesta en junio de 2011, el 15M obtenía un nivel de respaldo de la población española del 64%. El 71% de los encuestados consideraba que se trataba de un “movimiento pacífico que pretende regenerar la democracia”, mientras que sólo el 17% lo veía de tipo “radical antisistema”. Habría que ver que se respondería hoy en día.
En un principio en las asambleas casi no se hablaba de ideologías y sí de como hablar entre todas las personas para que se diera una democracia real y un empoderamiento del pueblo. Decía antes que al no definirse y concretarse ese nuevo paradigma a su vez no creó barreras o acotaciones de su pensamiento y se fueron incluyendo antiguas ideologías … Porque si en un principio podían verse en las asambleas hasta liberales, moderados, humanistas, socialdemócratas etc, entre muchos otros jóvenes simplemente más idealistas o buscando nuevas referencias, gradualmente fue aumentando la proporción (por abandono) de las ideologías de izquierda más radical y a la vez más antigua.
Por otra parte, el movimiento asambleario fue procesando y pagando el peaje de distintas situaciones y luchas paralelas, como el movimiento anti-desahucios (que concentró buena parte de las actividades de las asambleas), el asociacionismo barrial, el movimiento okupa (al no contar con locales propios), etc, olvidándose o dejando de lado las reivindicaciones mayores que a mi juicio eran la renovación y regeneración del sistema hacia la consecución de una democracia real. Uno de los puntos de inflexión fue quizás el de las movilizaciones de 22M de 2014 donde se fraguó una importante desafección social al movimiento tras los violentos hechos acaecidos entonces (manipulados o no, pero sin una respuesta coordinada).
En todo caso, 15M fue el germen de muchísimas propuestas y grupos que luego, tras las mareas y otros movimientos sociales, mutaron en un abanico de aportes. Rescato especialmente de las acciones coordinadas que el movimiento llevó a cabo precisamente las que incluyeron la consulta a toda la sociedad sobre aspectos concretos de la política: consultas sobre el agua, sobre la sanidad, ILP sobre la dación en pago, etc, porque a la vez que planteaban cuestiones concretas consultaban a la sociedad y les invitaban a ser partícipes de la solución. Obviamente puede argumentarse que los métodos eran algo chatos e imperfectos pero estaban enfocados a producir nuevas formas de democracia y atender al consenso social por encima de bandos ideológicos. Cuesta entender como no se siguió esa línea que llevaba un poco más lejos la simple movilización que en muchos casos buscaba entrar en un circuito provocación-represión-protesta-nueva movilización, etc sin una propuesta clara más allá de la desestabilización de las barricadas que parece que pronto se olvidó de la no-violencia y de “Estas son nuestras armas”.
Hay que recordar que para 2014, por unas u otras causas, las asambleas y la movilización en la calle ya había disminuido bastante como puede comprobarse en este enlace cuando, antes de las Elecciones Europeas surgió Podemos. Esto lo menciono por quienes afirman que Podemos tuvo la “culpa” de desactivar el 15M, al menos para que relativicen esa mirada y planteen también otras causas, pues la desmovilización comenzó antes. ¿Quizás faltó un modelo de coordinación que pudiese admitir grandes números y decisiones no tan sujetas a la presencia asamblearia “aquí y ahora”?
En las primeras asambleas de los círculos de Podemos, tras las elecciones europeas, se volvió a ver a mucha gente que se había desactivado anteriormente en el proceso, pero tras la asamblea de Vistalegre, ya empezamos a sospechar que las acciones de este nuevo partido no iban a poner tampoco la regeneración democrática como primario tras la famosa frase de Pablo Iglesias “Al cielo no se llega por consenso, el cielo se toma por asalto” y todo el cortejo de fans que vimos en esa ocasión. Quien no puede lo menos, no puede lo mas y no puede aspirarse a la democratización de la sociedad cuando no planteas una nueva manera de tomar decisiones y avanzar en consenso e inteligencia colectiva en tu propio partido. Por supuesto, hablamos del consenso en la acepción que se entendía en las asambleas, no el el antiguo “consenso” que se entendía en la época de los Pactos de la Moncloa (significado que al parecer conservaron quienes no participaron en las asambleas 15M)
El problema es que el “partido-herramienta” ha sido cada vez más partido y menos herramienta, y de momento queda en una mezcla desdibujada de antiguas ideologías y personalismos mediáticos que no acaban de tener unos objetivos claros ni, sobre todo, unos métodos mínimamente democráticos (internos y de respuesta a su supuesta representación) que ofrecer en aras de su coherencia. ¿Cómo evolucionará a partir de aquí? Puede pasar cualquier cosa.
Y aquí andamos, con una pelea en las redes si lo que conviene es lucha por las instituciones o dar completamente la espalda a estas y dedicarse a la movilización en las calles. Sobre esta segunda vía muchas veces se da una inmensa inconcreción o una incoherencia en los métodos en una mala mezcla de lucha de bandos ideológicos, egos y autoritarismos varios intentando, por ejemplo, hacer renacer el 15M desde presupuestos muchas veces opuestos y faltos de objetivos claros usando metodologías claramente insuficientes (por ejemplo desde una plataforma telegram) y/o arrogándose títulos rimbombantes de asambleas hoy ya exiguas, descoordinadas y poco representativas.
Yo me inclino a pensar que hacen falta ambas patas (me refiero a la institucional y la de los movimientos sociales) pero como tampoco hay foro o grupo que integre o siquiera considere ambas (* ver postscriptum) , soy bastante pesimista al respecto, al no constatarse grandes consensos propositivos en torno a nuevos paradigmas. Creo que si quiere deslegitimar algo habrá que construir una nueva legitimidad de una manera amplia y propositiva que tenga criterios de realidad y al menos cierto atractivo alejado del vacío. También, puestos a pedir, sería deseable un mayor nivel de des-manipulación en los medios de comunicación y mayor nivel de pensamiento crítico, pero estos dos aspectos pueden verse tanto como condicionantes o como objetivos.
Pienso que sin unos métodos de decisión escalables y con intención centrífuga, es decir teniendo en cuenta al resto de la sociedad, las simples asambleas (presenciales o no) del “aquí y ahora” nunca van a acumular la masa crítica suficiente para encender ninguna ola social.
Podemos solo tenía que hacer precisamente eso, profundizar en nuevas herramientas de decisión amplia, en líneas que pueden indicar un nuevo paradigma democrático (aquí propongo algunas ideas) y servirlas como correas de trasmisión para la ciudadanía, pero no parece que haya habido mucho interés en ello dados los demostrados niveles de personalismo, verticalismo y ninguneo a los círculos. Al alejarse de los planteamientos 15M, al menos de los originales, parece que deja el espacio vacío a una expresión política, si no del propio 15M, ya muy desdibujado, sí de las causas que lo originaron.
Finalmente, me parece llamativo que ahora algunos partidos mas afectos al sistema actuales se arroguen la lucha por algunas de las medidas (aunque sea muy superficialmente) cercanas al consenso de mínimos que mencioné al principio: Reforma de la ley electoral, medidas anticorrupción, anulación de privilegios de los políticos, etc. Cuando desde el otro lado se venden estas medidas puedes pensar bien que has ganado, bien que has salido derrotado, pero en cualquier caso puede pensarse que ha acabado un ciclo.
Por lo demás, opino que si queremos avanzar en los nuevos paradigmas aún carecemos de dos importantes condiciones
- Un nuevo enfoque global propositivo acorde a la situación mundial de principios del siglo XXI.
- Las herramientas necesarias para avanzar en consenso social e inteligencia colectiva.
Sobre el primer aspecto, tristemente constatamos que las visiones políticas actuales son muy provincianas (en el espacio) y cortoplacistas (en el tiempo). Por no decir que muchas posturas que se dicen progresistas parten de una postura claramente revanchista o de bandos con una falta de propuestas en profundidad acorde con lo que nos jugamos como especie y como planeta.
Respecto a las herramientas, creemos que ya es hora de superar lógicas aristotélicas, tratando de dar proceso y ciclo a la búsqueda activa de amplios consensos sociales que acaben con el simple voto (estático, plano y sin proceso) y con el juego de mayorías excluyentes.
De aquí en adelante, por mi parte, intentaré centrarme en estos dos temas.
Postscriptum: Cuando comento en el escrito que no hay grupos interesados en la lucha institucional y paralelamente como movimiento social, quizás fui demasiado grueso y categórico. (Obviamente Podemos no es lo único que existe). Me refería a aquellas que tengan un interés real en alcanzar las instituciones actuales (muy mejorables) y a la vez sean herramienta social orientada también a recoger las propuestas y exigencias de la sociedad mediante desarrollo democrático a gran escala. Quizás haya que considerar aquí no solamente los grandes partidos sino otros con menos visibilidad como EQUO o plataformas no partidarias como DRY que proponen una lucha institucional indirecta y también otras agrupaciones a nivel local y municipal (confluencias y candidaturas de unidad popular) que sí que están en esa tesitura de plantear ambas metodologías. Quizás estos ejemplos, y otros que pueda haber omitido, sean lo más rescatable de todo este periplo. En esos casos me parece deseable, más que una filiación partidaria, una profundización, difusión y generalización en herramientas avanzadas de decisión democrática e inteligencia colectiva.