En un momento crucial de la historia del Estado Español, se sigue supeditando todo a la supremacía del texto de la Constitución Española de 1978, esto es, votada ya hace casi 36 años, para justificar cualquier impedimento al propio pueblo soberano, para opinar y decidir sobre la continuidad del régimen y la posibilidad abrir un nuevo proceso constituyente. Lo más curioso y paradójico es que algunos incluso tienen el cuajo de decir que la petición de un simple referendo es “profundamente antidemocrática”. O que no existe nada fuera de la Constitución.
Recordemos que el preámbulo de la vigente Constitución reza que la Nación española proclama su voluntad de (entre otras cosas) establecer una sociedad democrática avanzada. Pues hace tiempo que parece se vulnera el espíritu y objetivos de nuestra actual carta magna
¿Se entiende por democracia avanzada poner a la propia Constitución por encima de las decisiones del pueblo soberano? ¿No parece un momento apropiado para, fallecido Adolfo Suárez, abdicado Juan Carlos I, y trascendida la transición por tiempo y formas, volver a consultar al pueblo español, que es el real soberano? Porque no es sólo que menos del 30% de los españoles votó (a SI o NO en un “pack” indisoluble) la vigente Constitución, sino que el propio sistema electoral de representación se ha demostrado injusto, no proporcional anacrónico y nocivo como analizábamos aquí. Han pasado más de una generación y hoy hay medios técnicos suficientes para mostrar cual es la voluntad general sin tanta intermediación partidaria o temporal (votar cada cuatro años) en lo que ya es un producto desgastado decimonónico. Lo profundamente antidemocratico es, conociendo esto, impedir la llegada de una democracia avanzada.
Y bien, ¿de qué democracia podríamos hablar entonces?. Vamos a ver lo que podría ser realmente una democracia avanzada en el siglo XXI: Continue reading »