Todo el mundo habla de ello, la sorpresa de estas elecciones ha sido el avance de Podemos en un marco de claro descenso del bipartidismo. Ahora muchos, que se dicen “demócratas”, desde la “oficialidad” del bipartidismo y el centrismo, y también desde la “derecha mediatica”, empiezan a atacar al nuevo fenómeno producido en las urnas. Y me parece que cuanto más lo ataquen más madera echarán al fenómeno. Pero otros en ámbitos supuestamente más cercanos también están muy preocupados.
En IU, por ejemplo, han visto como el “partido del politólogo” les ha comido un trozo muy grande de su esperado ascenso en la cuota de voto. Los viejos usos y la ausencia de oportunidad y democracia interna (como ya avisamos en aquel post de noviembre de 2013) han hecho que se volatilizara mucho de la ganancia con la que algunos en IU ya se relamían.
Dijimos entonces que un «matrimonio feliz» entre la izquierda política y el 15M solo será posible en tanto la Izquierda Política haga suyas las demandas de las fuerzas más conscientes y renovadoras de la sociedad surgidas alrededor del 15M y las mareas, pero no solamente para el programa, sino para su propio funcionamiento…
También en algunos sectores de lo que hoy se sigue llamando 15M el éxito de Podemos ha caído muy mal. No es un secreto que en parte de los sectores de los “indignados” se abogaba por la abstención creando un agrio debate entre quienes llamaban al #VotaAOtros y los que acusaban de colaboracionista a cualquiera que se acercara a votar, o como poco se sentían molestos con aquellos otros que decían que abstenerse era favorecer al PPOE. Pero es cierto, algunos en 15M están muy molestos con lo que se presenta como el ascenso de los indignados a los parlamentos.
La verdad es que ni Podemos se ha declarado representante de 15M (al contrario, han negado explícitamente tal cosa) ni 15M ha apoyado a Podemos. Pero sería de ciegos no reconocer que Podemos es en parte hijo y heredero del proceso de cambio que se inició el 15 de mayo de 2011 y que ha recogido muchos votos de los “indignados”. Porque nadie duda que tal fecha supuso un gran momento de inspiración social. Pero eso hoy no asegura nada, igualmente una persona puede tener estar muy inspirado en un momento dado y comportarse de manera muy desacertada una semana después.
Creo que, con ser un momento crucial e importante en la historia reciente, el estado actual de 15M poco tiene que ver ya con su origen y en general lo que queda en el núcleo del movimiento y sus asambleas se ha radicalizado. Es evidente que el momento no es el mismo. Pero si en un primer momento podrían verse también liberales, moderados, humanistas o estatalistas de izquierda en sus filas, todos en torno al asamblearismo, horizontalidad, lo inclusivo y la búsqueda del consenso desde una metodología no-violenta, hoy en día el proceso de espacios y luchas (25S, 22M, etc) deviene en que se detecta una mayoría más cercana o hegemónica en el anarquismo más destituyente y reivindicativo, más interesado (desde una visión ideológica determinada) en la lucha callejera, en el activismo sin reflexión y en la defensa corporativista de algunos efectos de las batallas campales y en fenómenos okupas, que en el desarrollo constituyente de una democracia real, construyendo una red de coordinación de decisiones, de propuestas creativas alternativas y pulsando la opinión popular, sea ésta la que fuere.
Quizás esa dicotomía ya estaba en los orígenes, pero nadie puede decir que 15M no haya servido para nada. Quizás (o quizás no) ya no sea tanto un motor de cambio directo desde sus originarias asambleas de barrio o no, pero al tratarse de un fenómeno autogestionado y multicéntrico, quizás desde sus múltiples hijos y herederos, sus mareas sectoriales y temáticas, desde sus múltiples mutaciones y confluencias, puedan articularse los grandes cambios que se ven posibles en un futuro cercano. Y por supuesto, desde su postura no partidaria seguirá seguramente “auditando” todos los procesos.
Porque el ascenso de Podemos creo que fundamentalmente se debe a esos vientos y ganas de cambio de la población española, ahora también en las urnas, que pide democracia participativa, una defensa de los derechos, transparencia en la gestión pública, una economía para la mayoría social, y la defensa de lo público y lo común incluyendo un mayor respeto al medio natural. Si eso es ser friki, me temo que la “casta” se va a encontrar cada día con más frikis en las calles… y en las urnas.
Jugando a ser profeta, si Podemos no lo hace muy mal, es muy posible que recoja aún más apoyos entre los desencantados del bipartidismo y la gran mentira de la timocracia española, pero también entre los votantes de IU, y entre votantes a otros pequeños partidos que esta vez no han logrado escaño y entre muchos otros que en esta se abstuvieron. No hacerlo muy mal incluye en mi opinión salir cuanto antes de lo mediático y del personalismo en torno a la figura de Pablo Iglesias y atender cuanto antes a la democracia interna.
Y hacerlo mejor sería ir tendiendo puentes a otras propuestas y colectivos, creando consenso y coalición y dejando claro que lo electoral no es más que otra herramienta más de cambio.
Y aún mejor sería ocuparse no solamente de eso, sino construir lo que a día de hoy 15M aún no ha hecho y que quizás debería ser, más que la “lucha callejera”, su primario: La llamada a todo el pueblo a consultas, a la construcción propositiva de nuevas relaciones económicas y una verdadera democracia participativa, a la apertura de un proceso constituyente continuo, a la creación de espacios de deliberación y decisión ciudadana que muestren claramente y sin ambajes cual es hoy la voluntad popular y qué es lo que está pidiendo el pueblo soberano.
Porque si Podemos olvida todo eso y se dedica a ser una nueva extensión remozada de la “casta” personalista y mentirosa, si olvida lo importante, si olvida que lo electoral y partidario es sólo una herramienta más y que los medios son los fines, seguramente también su momento pasará.